Parece que empezamos a darnos cuenta, pero… ¿Cuándo actuaremos?

 

Un reciente estudio de la aseguradora Aegon, concluye que sólo un 7% de los españoles prevé que tras la jubilación tendrá ingresos suficientes para vivir. El 60% cree que deberá seguir trabajando una vez alcanzada la edad de jubilación. Expansión 2/07/2012.
Todos los clientes o potenciales clientes con los que hablo, ven claro que nuestro actual sistema de pensiones no resolverá, como lo hizo en el pasado, el problema de la jubilación. Estamos en plena fase de aceptación del problema. Ahora falta la fase de actuación. En España, a diferencia de otros países, esta fase aún no ha empezado. El problema de las pensiones, surge periódicamente cada vez que hay una crisis económica y desaparece de igual modo cuando el ciclo recupera. Pero este no es un problema relacionado con las crisis económicas puntuales, sino con la demografía. Podría mostrar la típica evolución de la pirámide de población en España, pero es mucho más sugerente el siguiente gráfico.
Personas vivas en el año 2.000 en España según fecha de nacimiento.
Los padres del baby boom, fueron lo suficientemente prolíficos  como para que al jubilarse, sus hijos cotizantes mantuvieran sus prestaciones (crisis arriba, crisis abajo). Pero la generación del baby boom, por motivos socioculturales, no ha podido o no ha previsto tener la suficiente descendencia como para asegurarse su propia jubilación. El gráfico es esclarecedor al mismo tiempo que ensombrecedor. El baby boom está condenado a pasar a la historia como la generación de viejo miserables. Sólo un cambio que provoque un aumento brutal de la riqueza del país podría solucionarlo. Como Noruega, que en los 70 encontró petróleo y  ahora el estado puede ocuparse de sus mayores, antaño humildes pescadores, con holgura.
Los que no pueden ahorrar nada, deberán esperar a la caridad del Estado. Pero los que no tienen escusa de ningún tipo son los que pudiendo ahorrar, no se preocupan de plantearse  un mínimo de planificación, para solucionarse el problema o mejor PROBLEMA con mayúsculas. Si añadimos que la longevidad va en aumento, entonces, señores, vayamos pensando en  la jubilación a los 80.
Nos quedan unos 20 años para estamparnos contra el muro. Los últimos serán de auténtica pesadilla. Muchos piensan que la solución está en su patrimonio (su casa), pero no calculan, que probablemente no habrá familias suficientes como para acaparar todo el parque de viviendas.
Esta sobreoferta provocará en el mejor de los casos una paupérrima revalorización de este patrimonio, y en caso de inmuebles mal situados o de peor calidad…
Pero no todo es pesimista, hay algo esperanzador. El crecimiento mundial de los próximos 10-20 años se vislumbra como la salvación del baby boom que pueda mínimamente ahorrar. Si observamos la historia del crecimiento mundial desde 1925 hasta hoy, vemos que las próximas 2 décadas son muy prometedoras. Viendo la evolución de los planes de ahorro basados en el crecimiento mundial (renta variable global o MSCI WORLD) realizados durante un plazo de 20 años, vemos que nos encontramos en un momento histórico solamente repetido durante la crisis del 29 y la crisis del petróleo en el 75. Después de estas dos crisis las generaciones que iniciaron un ahorro durante 20 años obtuvieron unas ganancias espectaculares del orden del 15% anual compuesto, es decir rentabilidades del 800% en 20 años.
Señores, dejemos de mirarnos el ombligo y actuemos, cuanto antes mejor. El tiempo es un aliado brutal. Cada 5 años que pasan hemos de destinar un 33% más a conseguir el mismo ahorro.

¡Que viene el lobo!, …. otra vez.

Estas líneas, serán de todo menos técnicas, únicamente pretendo exteriorizar una sensación que quiero compartir. Tiene que ver en como el establishment, a través de los medios públicos, políticos, de comunicación, etc., nos muestran de manera perfectamente colegiada su poder de manipulación sobre la clase media, la gran clase media. La panacea del siglo XX y lo que llevamos del XXI para los poderes fácticos. Esa gran clase media que calla y paga, pués su miedo a perder lo que justo acaba de conseguir es mayor que su afán de revelación. Estamos hablando de unas pocas décadas de clase media frente a milenios de historia sin ella.
Pues bien cuando veo como, repetidamente, los medios nos lanzan mensajes intencionadamente erróneos para que actuemos en sentido contrario a nuestros intereses, cuando veo como nos inundan de optimismo justo en el último escalón que lleva a la antesala del foso de los cocodrilos y siembran el miedo, el pánico, justo en los inicios de un nuevo ciclo de expansión.
Los que llevamos un tiempo  siguiendo los mercados, leyendo a otros que llevan más tiempo aún, sabemos que estas son las reglas. Lo leí por primera vez en el magnífico libro Leones contra Gacelas del maestro J.L. Cárpatos.
Pués bien, otro maestro bastante anterior, Benjamin Graham, autor de El Inversor Inteligente,  ya a principios del siglo XX, lo vió y recetó una estrategia para inmunizarse ante los ciclos de euforia y de pánico. El «Dollar Cost Averaging«, que no tiene nada que ver con comprar dólares. ¡Mucho más sencillo!. Consiste en la inversión periódica, siempre con la misma cantidad de capital, a largo plazo. Históricamente, se ha demostrado una estratégia ganadora 100%, en el largo plazo (más de 10 años) y si se cumplen uns sencillos requisitos.
Esta estrategia se podría llamar aquí la del «Ahorro Sistemático». Si, AHORRO, si es que alguien se acuerda. Lo que hacían nuestros abuelos, pero con algo más de sofisticación. Durante las últimas décadas, esta cultura se ha ido perdiendo y se ha inducido, una vez más interesadamente, a un sistema de creación de riqueza virtual a base del endeudamiento.
Espero que en las próximas décadas, y una vez la sociedad haya logrado desapalancarse, volvamos a la cultura ancestral, la que sacó al homo sapiens de las cavernas, la del AHORRO. Espero que la memoria de estos años de crisis, hayan servido almenos, para volver al AHORRO. Quizá esta crisis sea la vacuna que necesitábamos para prepararnos para la gran prueba, la que llegará en un par de décadas cuando la generación del baby boom, deje de dar leche (de cotizar) y llegue a nuestras costas el Gran Tsunami Demográfico. Pero esta es otra historia de la que os hablaré otro día.