Es la navidad de 2017 y José Pérez ha leído en la prensa económica que el año que acaba ha sido muy positivo en los mercados financieros. La bolsa ha subido y se espera un excelente año 2.018.
Sin embargo, él ha tenido sus ahorros en la cuenta corriente con un interés del 0% y en un depósito a plazo fijo con un 0,10% de rentabilidad. Se siente como un tonto al no estar aprovechado esta rentabilidad de la bolsa y se propone actuar con urgencia.
Así que decide no esperar más y hablar con su asesor financiero. Quiere invertir sus ahorros en bolsa. El asesor le explica que la inversión en los mercados financieros es estupenda para capitalizar el ahorro a largo plazo. Aunque debe tener en cuenta que los mercados oscilan, sobre todo los de renta variable, pero si se diversifica bien, suben con el tiempo. Debe invertir por lo tanto un dinero que no necesite en unos años.
José ya ha decidido de antemano que quiere invertir. Las noticias de la prensa económica especializada son claras.
Él ya está convencido, así que le va diciendo que si a todas las explicaciones y advertencias que el asesor le va dando, incluidos los riesgos. Al final deciden invertir en un fondo de renta variable internacional muy diversificado. Un fondo con un excelente historial y que en el 2.017 obtuvo casi un 10% de rentabilidad.
Así lo hacen. José Pérez firma la suscripción y se despide del asesor. Mientras está en el autobús de camino a casa ya va pensando en la rentabilidad que obtendrá a final de año. Calcula que un 10%.
Durante el año 2.018, José va haciendo el seguimiento del fondo y va observando la rentabilidad. En junio se reúne con el asesor y hacen un repaso. El fondo ha subido casi un 5%. Bueno vamos bien, dice José, esto significa que a final de año será del 10%. No hay motivos para no seguir. Está contento y piensa que tomó una excelente decisión financiera. A este paso, sus ahorros subirán de valor que no veas. Se siente inteligente.
Pasa el verano y en septiembre cuando entra a la web de inversiones para revisar sus posiciones ve que el valor del fondo está en negativo. Siente un escalofrío. ¡Pero qué ha pasado!, exclama. Coge el teléfono y llama a su asesor. Este le intenta tranquilizar diciéndole que estas oscilaciones son normales, que no mire su inversión cada día, que esto necesita más tiempo. Bueno, piensa José, en febrero también hubo unos días así. Hay que esperar más tiempo. Esperemos a final de año. Lo que cuenta es la rentabilidad anual, largo plazo, no día a día.
A principios de octubre la cosa ya está en positivo. Vamos remontando, piensa.
Pero en las semanas siguientes los mercados acusan una elevada volatilidad y en diciembre, antes de las fiestas de navidad, el hombre vuelve a hablar con su asesor. En un año, el fondo ha perdido un 15%.
La visita es algo tensa. José Pérez pide explicaciones. ¿Cómo es que no lo han visto a venir?. ¿Por qué no hicieron nada?. ¿Cuál es la comisión del fondo?. ¿Cómo pueden ustedes cobrar por no hacer bien su trabajo?. Lo siguiente, no lo dice, pero ambos entienden que José está pensando en que el asesor, el banco y el fondo le están engañando. El asesor le explica lo mejor que puede, que en un fondo de renta variable internacional estas oscilaciones pueden ocurrir pero que se recuperan. De hecho, como puede ver en el gráfico, hace unos años también pasó aquí y aquí y mire el fondo recuperó y se superó siempre. No le puedo decir cómo se moverá esto en las próximas semanas, pero de lo que estoy seguro es que ahora no es el momento de venderlo y consolidar pérdidas. Usted me dijo que no necesitaba este dinero en los próximos años, ¿recuerda?. Ha pasado muy poco tiempo. Espere y verá. Los gestores de este fondo son muy buenos, de reconocido prestigio internacional, sabrán enderezarlo como lo han hecho siempre.
Don José se vuelve para su casa resignado, pero algo más tranquilo. La evolución de este fondo es realmente buena desde que se fundó hace casi 30 años. ¿Hay que esperar?. No pasa nada, pues a esperar.
Efectivamente el fondo fue remontando y a finales del 2019 ya estaba en positivo. La reunión de final de año fue muy diferente a la del año anterior. Ya ganaba un 8,63%. El promedio de 2 años era de más del 4% anual. Aunque lejos de sus expectativas, mucho mejor que un depósito. La cosa estaba encarrilada.
Todas las previsiones auguraban un 2.020 bueno y se recomendaba sobre todo invertir en renta variable internacional. Justo lo mismo que tenía él. Perfecto, no toquemos nada. Ya tuvo razón mi asesor cuando me dijo que esperase. Yo creo que después del susto del año pasado ya no volveré a ver el fondo en negativo.
Y entonces pasó algo inesperado, que no estaba en ninguna previsión de los expertos. En marzo de 2.020 llegó el llamado COVID-19, un virus letal que vino de oriente y se extendió por todo el planeta. La Pandemia generó un caos económico sin precedentes. Esta vez la incertidumbre era máxima. La volatilidad atacó los mercados financieros y en marzo de 2.020, el fondo de José Pérez volvía a estar en pérdidas del -7%.
José estaba confinado en su casa, como todos. Muy asustado con unas noticias e informaciones que no auguraban nada positivo. No se podía reunir presencialmente con su asesor. Después de varios días de intentos, consiguió hablar con él por teléfono.
Esto de las inversiones no funciona. Los fondos de inversión son un engaño, suben, bajan, y al final nada. Estoy perdiendo otra vez. Ya he esperado pacientemente, más de dos años, tiempo suficiente para ver un resultado. ¡Es que no lo ven ustedes que esto se va al garete!. A mi no me volverán a engañar más. Ustedes han estado ganando dinero, gane o pierda, ¿un 2% al año de comisión de gestión me dijo verdad? Me han sacado casi 4.000€, panda de ladrones. La banca siempre gana. Seguro que este virus lo han traído ustedes para sacarnos el dinero, siempre igual, siempre igual, ¡chorizos!.Antes de perderlo todo lo quiero vender y salvar lo que pueda. Ya he ordenado el reembolso por la página web. Así que adiós muy buenas Y colgó.
Don José se asustó y reembolsó con pérdidas después de dos años de inversión. Pero lo peor es que se quedó convencido de que lo mejor es tener el dinero en la cuenta corriente o en un depósito, que allí al menos no pierden, es gratis y no te engañan. Nunca más se volvió a plantear invertir, condenándose al empobrecimiento secular.
Estas reacciones son en realidad la normalidad. Es muy comprensible actuar de esta manera cuando se comprueba fehacientemente que una cosa no funciona. ¡Esto no va, pues lo cambio!. Como consumidores, lo hacemos a menudo. No me gusta Netflix, pues me doy de baja y me cambio a HBO. El problema es que aquí estamos hablando del patrimonio de las familias y el asesor tiene una misión. Hacer ver a los ahorradores que no deben adoptar según que decisiones. Las conductas marcan el éxito, porqué los fondos de inversión globales seguirán subiendo, porque está en su naturaleza y siempre ha sido así. Jamás ha sucedido lo contrario.
¿Qué sucedió?. Pues que la humanidad superó la Pandemia y la economía se recuperó. Como siempre ha sucedido. A finales de 2.021 el fondo de don José había subido un 60%.
He simplificado el caso de José Pérez con un solo fondo de inversión, pero en realidad el asesor hubiera propuesto una cartera de varios fondos para mayor diversificación sin sobrecoste alguno. Por ejemplo, estos cinco fondos: el Carmignac Investissement del ejemplo, el Fidelity World, el Robeco Sustainable Global Stars, el Nordea Climate & Env y el Pictet Global Megatrend. Esta cartera está obteniendo a finales de abril de 2.023 una rentabilidad del 50,73% en 5 años y 4 meses. Después de todo José Pérez tampoco tenía que haber esperado tanto.
Ya lo dijo Warrent Buffet. Algo así como que los mercados financieros son mecanismos casi perfectos para traspasar la riqueza de los inversores impacientes a los pacientes. El mercado es suma cero. Cuando alguien vende implica que existe alguien al otro lado que se lo compra. El único que pierde dinero es aquel que decide vender por debajo del precio al que compró. Eso es una estupidez si es que no hay una necesidad urgente de liquidez. Tampoco es inteligente irse a los mal llamados activos refugios si uno está en negativo. Cuando se invierte a largo plazo en renta variable global y diversificada, las pérdidas jamás se deben consolidar. En todo caso se consolidan las ganancias.
La decisión de don José fue claramente errónea. Pero como él, miles de personas se empobrecen a lo largo de su vida con la misma conducta. El problema es que todos ellos, de manera agregada, hacen que nuestra sociedad sea también más pobre y dependiente de las prestaciones públicas que a su vez pagamos entre todos. A mi modo de ver la falta de educación financiera no es tanto un asunto de entender la letra pequeña de los productos de inversión (eso es imposible hasta para un ingeniero) sino más bien de entender cuestiones y principios más fundamentales. Qué le pasa al dinero con el paso del tiempo (que se devalúa). Por qué entonces tenemos la obligación de capitalizar el ahorro (dinero futuro). Qué es la capitalización (binomio dinero y tiempo), sin ambos componentes no existe rentabilidad. Cómo funciona el interés compuesto. Porqué la economía real global no tiene peligro, el capital no se esfuma ni se va a Marte sino que fluye y finalmente siempre crece por efecto del progreso económico, inherente al ser humano, etc.
Es muy cierto que las empresas desaparecen, por eso es peligroso apostar por comprar unas pocas acciones, pero entonces surgen otras para tomar el relevo y la economía sigue su curso. De ahí lo conveniente de invertir en grandes fondos de inversión globales. Esa protección bien vale pagar una comisión.
Las crisis son normales y se van sucediendo unas tras otras. Pero las crisis tienen todas tres elementos en común: que no se puede saber cuándo aparecerán, que no se sabe cuánto pueden durar (no le pida a su asesor que sea adivino) y todas ellas siempre, siempre acaban. Durante la larga vida del fondo de inversión del ejemplo se han sucedido numerosas crisis. Cada una de ellas le hubiese dado a José Pérez una razón para abandonar. Sin embargo el fondo ha crecido un 2.216% desde 1989 (por cierto, más que cualquier inmueble) y seguirá creciendo con señores Josés o sin ellos.
Yo siempre digo que los mercados financieros globales se comportan igual que un corcho dentro del agua. Por mucho que se intente hundirlos, siembre acaban subiendo (igual que flota un corcho). En ambos casos, la explicación está en su propia naturaleza. No puede ser de otra manera.
Cuando decidimos invertir, tenemos miedo de cosas que no han sucedido nunca. Pensar que van a desaparecer todas las empresas de la faz de la tierra justo ahora porque uno ha decidido invertir, resulta ciertamente pretensioso. El día que eso suceda, no habrá trabajadores, no habrá sueldos y no importará ni el dinero ni el ahorro ni los inmuebles ni otros activos donde invertir. Entonces, a que viene tanto miedo irracional.