Hace poco tuve una visita. Perfil: un empresario experimentado y con conocimientos de mercado al parecer elevados. Me explicó su planteamiento de gestión financiera personal. Me pareció que el hombre tenía claro lo que hacía. ¡Vaya!, pensé, no sé si le interesará un asesor. Pero al seguir hablando, tuvimos una discrepancia, relacionada con el concepto de riesgo. Me razonó que la renta variable tiene asociado el riesgo de perder el capital. Cosa que un depósito no. Aquí, yo le contesté que no siempre tiene porque asociarse el riesgo a la renta variable. Mi idea era explicarle que bien planteada la renta variable, no sólo no es arriesgada sino que el riesgo puede estar en no contemplarla. No pudimos llegar a un punto de acuerdo. Para sacarme esta espina clavada voy a intentar justificar en este post mis argumentos en este sentido.
¿Qué se entiende por riesgo?
Riesgo es un término proveniente del italiano, idioma que, a su vez, lo adoptó de una palabra del árabe clásico que podría traducirse como “lo que depara la providencia”. El término hace referencia a la vulnerabilidad ante un potencial perjuicio o daño. Cuanto mayor es la vulnerabilidad mayor es el riesgo.
Entonces se trata o bien de minimizar esa vulnerabilidad o bien de minimizar el posible daño. En el terreno del dinero el daño sería, no la pérdida de capital sino la pérdida de valor del capital. La última incluye a la primera pero va más allá. Es decir, si uno congela 1.000€ en efectivo hoy, dentro de 20 años esos billetes no servirán ni para comprar la tercera parte de lo que pueden comprar actualmente.
Ese riesgo, es inherente al propio dinero. El dinero se devalúa siempre y de forma constante, es totalmente vulnerable a la inflación. Como el daño es seguro, el riesgo es infinito. Por otro lado si un avión dispone de un doble sistema de frenado, la probabilidad de fallo se reduce a la mitad, si dispusiera de tres sistemas redundantes, la probabilidad se reduciría a una tercera parte. Cuanto más redundancias tenga un sistema, menos vulnerable es al fallo, menos riesgo.
Ese riesgo, es inherente al propio dinero. El dinero se devalúa siempre y de forma constante, es totalmente vulnerable a la inflación. Como el daño es seguro, el riesgo es infinito. Por otro lado si un avión dispone de un doble sistema de frenado, la probabilidad de fallo se reduce a la mitad, si dispusiera de tres sistemas redundantes, la probabilidad se reduciría a una tercera parte. Cuanto más redundancias tenga un sistema, menos vulnerable es al fallo, menos riesgo.
Pues bien, que es más vulnerable al fallo, tener todos mis ahorros en una caja fuerte, en uno o dos depósitos, incluso en un inmueble o tenerlos repartidos en 5.000 títulos diversificados de renta fija y/o variable o en 10 índices mundiales. La segunda opción tendrá mucho menos riesgo de fallar.
Se debería entrar además en aspectos de fondo, como por ejemplo, analizar qué seguridades o certidumbres tiene cada tipo de inversión. En el caso de depósitos y cuentas corrientes, si sabemos que el dinero de los depósitos o las cuentas corrientes pierde valor siempre y además constantemente, año tras año, a razón de entre un 2% o un 3% de interés compuesto. Si sabemos que ese dinero no es propiedad del cliente sino del banco y que en un 90% no está físicamente en la entidad porque está prestado. El dinero es DEUDA. Un sujeto lo debe a otro, que se lo debe al banco y que el banco lo debe al depositante. Esto se conoce como el factor de multiplicativo del capital. Si conocemos que el riesgo de impago está todo soportado por un único subyacente que es el balance de ese banco o que el respaldo del Fondo de Garantía de Depósitos, es actualmente, sólo un derecho (dado que lo constituyen los mismos bancos y actualmente está en España en números rojos). La garantía del Estado sobre los depósitos no podría ser otra que canjear las pérdidas de los depositantes por bonos a 10 años. Con esta información, se llega fácilmente a la conclusión de que incluso los depósitos bancarios y las cuentas corrientes tienen riesgo.
En el caso de productos financieros “no garantizados” por el Estado, la vulnerabilidad se minimiza con la diversificación, la gestión y optando por productos mundialmente conocidos
y sujetos a mercados regulados. Así como los medicamentos que un médico puede recetar deben estar aprobados y controlados por los organismos públicos responsables, deben estar probados durante años, deben ser de amplio uso por la clase médica a nivel transnacional y deben establecer claramente los efectos secundarios y las contraindicaciones, lo mismo para los productos financieros. En esta categoría tenemos a los fondos de inversión, como los instrumentos financieros más transparentes que existen. La transparencia de los productos financieros ya minimiza en sí misma el riesgo de pérdida de capital, en la medida que permiten saber dónde está el dinero invertido.
y sujetos a mercados regulados. Así como los medicamentos que un médico puede recetar deben estar aprobados y controlados por los organismos públicos responsables, deben estar probados durante años, deben ser de amplio uso por la clase médica a nivel transnacional y deben establecer claramente los efectos secundarios y las contraindicaciones, lo mismo para los productos financieros. En esta categoría tenemos a los fondos de inversión, como los instrumentos financieros más transparentes que existen. La transparencia de los productos financieros ya minimiza en sí misma el riesgo de pérdida de capital, en la medida que permiten saber dónde está el dinero invertido.
Pero si además se escogen las gestoras de fondos más grandes
del Mundo, las que mueven el Mundo, escogemos las más competitivas y además tenemos la posibilidad de escoger las mejores en cada momento y para cada tipología de inversión. Si además sabemos que el dinero que está depositado en los fondos no es propiedad de ningún banco, si no de cada uno de los millones de partícipes. Si sabemos que un fondo no puede tener invertido más del 5% de su patrimonio en cada título, si sabemos que la gracia de los fondos está precisamente en el reparto del riesgo, en la redundancia que supone invertir en centenares de títulos de cualquier tipo, acciones, bonos, otros fondos, índices y hasta depósitos. Si sabemos que a nivel mundial existen miles de fondos de decenas de gestoras que compiten por dar la mayor rentabilidad a sus partícipes.
del Mundo, las que mueven el Mundo, escogemos las más competitivas y además tenemos la posibilidad de escoger las mejores en cada momento y para cada tipología de inversión. Si además sabemos que el dinero que está depositado en los fondos no es propiedad de ningún banco, si no de cada uno de los millones de partícipes. Si sabemos que un fondo no puede tener invertido más del 5% de su patrimonio en cada título, si sabemos que la gracia de los fondos está precisamente en el reparto del riesgo, en la redundancia que supone invertir en centenares de títulos de cualquier tipo, acciones, bonos, otros fondos, índices y hasta depósitos. Si sabemos que a nivel mundial existen miles de fondos de decenas de gestoras que compiten por dar la mayor rentabilidad a sus partícipes.

Pero hay otro riesgo, además de la posible pérdida de capital. Es el riesgo de la falta de liquidez en un momento dado. Una cuenta corriente casi carece de ese riesgo, es decir si la entidad o el sistema no quiebran, tendré liquidez inmediata. Un depósito a plazo ya incorpora un cierto riesgo por no disponibilidad sin penalización. Un fondo, se puede hacer líquido en dos o tres días. Pero y si el valor liquidativo del fondo ha disminuido, existe riesgo de menor liquidez. En este punto es donde entra el factor fundamental de cualquier planificación financiera, el factor tiempo.
El horizonte temporal también se debe diversificar en función de una planificación previa. Puedo dividir el ahorro en diversos compartimentos o huchas en función de los requisitos de liquidez en determinados horizontes de tiempo. Si yo sé que voy a necesitar X liquidez en unos meses, invierto en una tipología de productos acorde a ese horizonte de corto plazo. Pero si yo preveo necesidades de liquidez a medio o largo plazo, debo escoger instrumentos diferentes.
Un asesor que no contemple el factor temporal por encima de todo, es un incompetente, porque dará un mal servicio a sus clientes. De hecho esta es la principal causa de fracaso cuando se invierte. Por ejemplo, los asesores profesionales, que debemos manejarnos desde la perspectiva, sabemos que existe una verdad universal, que es la siguiente: el Mundo en su globalidad siempre progresa, nunca regresa. Incluso durante la edad media europea, época de estancamiento, existían en Oriente civilizaciones y extensas zonas del planeta que progresaban. Pero claro eso no es garantía de que este principio deje de funcionar y el planeta entero, todos a la vez, nos estanquemos durante decenios. Primero, tengo que decir que esta hipótesis va en contra de la propia raza humana.
Pensar que ya no se inventará nunca nada más, es difícil de creer. Sólo una catástrofe planetaria podría llevarnos a ese escenario. Bueno, en ese caso, el dinero tampoco tendría mucho valor ni la renta fija ni la variable ni las propiedades inmobiliarias ni nada. Se volvería al trueque de objetos y servicios y a la mera supervivencia.
El horizonte temporal también se debe diversificar en función de una planificación previa. Puedo dividir el ahorro en diversos compartimentos o huchas en función de los requisitos de liquidez en determinados horizontes de tiempo. Si yo sé que voy a necesitar X liquidez en unos meses, invierto en una tipología de productos acorde a ese horizonte de corto plazo. Pero si yo preveo necesidades de liquidez a medio o largo plazo, debo escoger instrumentos diferentes.
Un asesor que no contemple el factor temporal por encima de todo, es un incompetente, porque dará un mal servicio a sus clientes. De hecho esta es la principal causa de fracaso cuando se invierte. Por ejemplo, los asesores profesionales, que debemos manejarnos desde la perspectiva, sabemos que existe una verdad universal, que es la siguiente: el Mundo en su globalidad siempre progresa, nunca regresa. Incluso durante la edad media europea, época de estancamiento, existían en Oriente civilizaciones y extensas zonas del planeta que progresaban. Pero claro eso no es garantía de que este principio deje de funcionar y el planeta entero, todos a la vez, nos estanquemos durante decenios. Primero, tengo que decir que esta hipótesis va en contra de la propia raza humana.
Pensar que ya no se inventará nunca nada más, es difícil de creer. Sólo una catástrofe planetaria podría llevarnos a ese escenario. Bueno, en ese caso, el dinero tampoco tendría mucho valor ni la renta fija ni la variable ni las propiedades inmobiliarias ni nada. Se volvería al trueque de objetos y servicios y a la mera supervivencia.
Pero si miramos con un poco de perspectiva, nos damos cuenta de que la mayor parte de la población de la Tierra todavía no ha llegado a la clase media. En América Latina, en diez años esta clase social, la que consume, se ha duplicado. Un dato, sólo el 1% de la población de China tiene coche. Sólo que se llegue al 2%, toda Europa queda arregladita durante una temporada. Pero además el progreso no será para nada equiparable al conocido por el primer mundo en estos últimos 50 años. El consumo del mañana será muy diferente al consumo actual, será más sostenible, con fuentes de energía renovables, con sistemas de reciclaje, etc. La productividad será mucho mayor, como la de los años 80 fue mayor que la de los
40 del siglo XX.
40 del siglo XX.

En resumen,
1. El dinero en efectivo tiene un riesgo infinito de pérdida de valor, porque lleva la devaluación intrínseca.
2. El riesgo percibido de pérdida de capital de una inversión está muy ligado al desconocimiento del vehículo utilizado.
3. El riesgo de fallo de una inversión se divide por el concepto utilizado en ingeniería de la redundancia, es decir, a través de la diversificación se reparte el riesgo.
4. El conocimiento de la parte del ciclo en que se está, identificar cuando se está produciendo un cambio importante de tendencia
y la gestión de la descorrelación de activos ayuda a evitar las burbujas. A no quedarse enganchado.
y la gestión de la descorrelación de activos ayuda a evitar las burbujas. A no quedarse enganchado.
5. No se debe confundir riesgo con volatilidad o variabilidad del valor. En este caso se incurre en el riesgo temporal de menor liquidez. Actuando con conocimiento, prácticamente no existe riesgo de pérdida perpetua de capital. Definir bien el horizonte temporal de las inversiones es fundamental como lo es elegir los instrumentos adecuados a ese horizonte.
6. Tan arriesgado puede ser invertir en productos de corto plazo, sin volatilidad ni rentabilidad suficiente como para superar la devaluación, para un horizonte de largo plazo como hacer lo contrario, especular con instrumentos volátiles en el corto plazo.
7. El ahorro a medio largo plazo de se debe hacer mediante la inversión periódica y sistematizada, mediante un Plan. Intentar adivinar siempre cuál es el mejor momento para invertir casi siempre lleva al fracaso y por lo tanto es arriesgado.
8. No perder la perspectiva, el Mundo progresa siempre en su globalidad y nuestros ahorros deben seguir la estela de ese progreso o se quedarán atrás y se devaluarán hasta llevarnos a la pobreza.
9. De la misma manera que para los no profesionales de la medicina, automedicarse tiene el riesgo de empeorar la salud, no acudir a
un profesional cualificado de las finanzas tiene el riesgo de perder el capital.
un profesional cualificado de las finanzas tiene el riesgo de perder el capital.
10. En definitiva, el riesgo está en no hacer nada o en hacer chapuzas caseras, el riesgo está en no tener un Plan financiero ni un Asesor profesional de cabecera.