Humanología Financiera Familiar

En España, salvo mínimas excepciones, no sabemos gestionar, planificando, nuestras finanzas. Este hecho, evidenciado en multitud de estudios,  afecta muy negativamente a la prosperidad de nuestra Sociedad. Uno de los causantes de esa falta de costumbre en planificar las finanzas proviene en gran medida de la creencia ancestral de que el dinero es «pecado», es tabú. La concepción católica de que venimos a este mundo a sufrir sigue impregnando las creencias más íntimas de nuestra Sociedad. En otras culturas, el hecho de emprender, y triunfar en la vida son concebidos como valores positivos. Se trata de no desperdiciar los dones, como el talento o la capacidad de trabajo, empleándolos para progresar y para el bien común.

El miedo a hablar de dinero, con la pareja, con nuestros ascendientes o descendientes y hasta con nuestro asesor, para la minoría que tenga una de verdad, afecta a nuestra salud financiera y a la conservación de la riqueza conseguida generación tras generación.

Otro problema importante, que impide obtener una mayor cultura en este aspecto, es el sistema financiero de nuestro país. La banca comercial, plagada de conflictos de interés con los ahorradores, no acompaña. Lo explico en el Capitulo de Conceptos del blog.

Por último y aquí es donde quería llegar, el peor enemigo de las finanzas familiares somos nosotros mismos, nuestro comportamiento a la hora de gestionar el dinero. Después de años de dedicarme a esto concluyo que las personas hemos olvidado el significado del dinero. La industria financiera ha hecho su negocio inculcando una visión basada en la especulación y el pelotazo. Ganar, ganar y hasta hacerse millonario sin trabajar.

Al sentido de la avaricia le sigue, en el 99% de los casos, el miedo a seguir perdiendo y se acaba en el no hacer nada. El dinero bien quieto pasto de la devaluación y carcomido por el paso del tiempo. Es decir, seguir perdiendo. Empobreciéndonos indoloramente sin darnos cuenta. El dinero quieto no es ninguna alternativa a la especulación. Digamos que son los dos extremos que se tocan y cuyo resultado es el mismo. La ruina.

No, no, no… el ahorro es otra cosa. Es nuestra vida, nuestras ilusiones, nuestras necesidades futuras. El dinero sirve para vivir. Alguien lo utilizará en algún  momento para adquirir un bien o un servicio que deseará o necesitará. Ese alguien puedes ser tu, tu familia, tus hijos, tus nietos o alguien querido.

Poner nombre y apellidos al ahorro es un primer paso para darle sentido. Una vez se le da sentido, las decisiones son más fáciles de tomar, más acertadas y se mantiene un rumbo firme a pesar del oleaje o del viento cambiante. Pues precisamente de eso va la planificación financiera familiar. Va de sincronizar el ahorro con nuestras vidas, va de HUMANIZARLO.

Par empezar a cambiar tu enfoque, te invito a un evento especial, preparado durante muchos meses.

Presentación Mundial de la  HUMANOLOGÍA FINANCIERA FAMILIAR

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